jueves, 1 de septiembre de 2011

FADO PORTUGUÉS

La palabra fado tiene su raíz latina en “fatum” que significa destino. Las letras de sus canciones están llenas de fatalismo y frustración tan comunes en los arrabales humildes, en los ambientes tabernarios y portuarios de Lisboa. Es una música melancólica y nostálgica que tiene su origen en la primera mitad del siglo XVIII. Le canta a la tristeza de lo que se fue, al imperio perdido, a la perdida de la gloria, al alma cicatrizada lisboeta que retrataron los poetas Pessoa y Camoens.


Amalia Rodrigués .Cantante portuguesa

"Soy una máquina de coser tristezas", decía esta intérprete, que primero hizo llorar a sus vecinos y luego a un público entregado en países tan dispares como Italia o Japón.


Nació el 23 de julio de 1920 en el seno de una familia humilde oriunda del barrio de Beira Baixa, Amalia da Piedade Rebordao Rodrigues empezó a mostrar sus dotes de artista a los cuatro años. "Cantaba todo lo que oía y las vecinas me daban a cambio unas monedas o algún dulce". En el año 1940 Amalia cantó por primera vez en el Retiro da Severa, un local que fue durante décadas el templo de la música popular. Por aquel entonces los fados eran considerados canciones malditas y de mala reputació.Entre las canciones que inmortalizó están "Vou dar de beber a dor", "Uma casa portuguesa", "Nem as paredes confesso" o "Barco negro". 

La pasional artista, que siempre se definió como una persona «desencantada, desilusionada y demasiado idealista», tenía todo lo que necesita el fado, esa música melancólica, desgarrada, dramática y triste a la que doña Amalia dedicó 58 años de su existencia y de la que fue su embajadora en el mundo. Amalia Rodrigues murió en Lisboa a los 79 años.



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