La mirada es una elección. El que mira decide fijarse en algo en concreto y, por consiguiente, a la fuerza elige excluir su atención del resto del su campo visual. Ésa es la razón por la cual la mirada, que constituye la esencia de la vida, es, en primera instancia, un rechazo. Vivir significa rechazar. Aquel que todo lo acepta vive igual que el desagüe de un lavabo.
Amelie Nothomb. Metafísica de los tubos.