PRIMAVERA |
domingo, 31 de marzo de 2013
PRÉSTAMOS DE NIEVE
Me prestaron la infancia,
y con ella hice cálculos
y
extraños sortilegios,
hasta llegar a conclusiones desastrosas.
Después
dosifiqué aquella tristeza
-que heredé no sé cómo
ni de qué
antepasado-
e intenté ser de acero inoxidable
para no sucumbir a la
locura.
Mas, como no podía
arrancarme el invierno de los ojos,
los
cerré firmemente
para poder soñar
y empecé a contar versos
heptasílabos
como una pobre idiota
hasta que me cansé de ser yo
misma.
Y una tarde de abril o de diciembre
-solamente recuerdo que hacía
frío-
me declaré insolvente
y repartí mi herencia entre los pájaros.
KATY PARRA
lunes, 4 de marzo de 2013
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