La desazón es
una emoción profunda, dolorosa, y a la vez cargada de lucidez. Se parece a la tristeza, pero resulta más
punzante y más que llanto provoca rabia, una inquietud comparable a la que
experimentamos al asomarnos a un abismo o al mirar al fondo de un pozo oscuro
que de repente aparece en el camino y ante el que hasta ese momento pasábamos
con los ojos vendados. Es un ovillo de malestar, de impotencia, que
se acomoda en un hueco en el fondo del estómago, un hueco casi imperceptible
pero persistente , al que acabamos acostumbrándonos a sabiendas de que una
chispa transformadora se ha encendido en algún punto de la conciencia.
Rafael Chirbes
1 comentario:
Mucha lucidez.
Publicar un comentario