domingo, 28 de agosto de 2011

Cuando el mundo nos cierre la puerta y no tengamos ya donde vivir, donde esconder una pequeña casa para pasar lo que nos queda de tiempo, lo que nos queda de aire, lo que nos queda de sueño, entonces arrendaremos una estrella, arrendaremos una estrella, amor, y cuando todos se den cuenta que las estrellas son habitables y se muden con sus enseres y sus máquinas y sus mascotas, nosotros regresaremos para esperar la cosecha, para pintar de verde las calles, para mirarte desnuda en las vitrinas, regresaremos a devorar los últimos duraznos olvidados en el huerto o para amarnos en algún supermercado sin clientes ni vendedores, pero por sobre todo regresaremos para cavar una gran fosa, una fosa inmensa como las estrellas, porque la casa más segura y definitiva será la tierra que cubrirá nuestros huesos.


MARIO MELÉNDEZ

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Cada noche vendra una estrella a hacernos compañia.Cada una desearà un tipo de estrella pero siempre que nos alumbre con luz propia y que no sea un reflejo de otra luz. Que nos abrace con su infinita y cálida luz.Que nos envuelva tan fuerte que podamos sentir su lejania.Que su enigmatica presencia se convierta en magia.
Y su magia en una sonrisa.
La sonrisa en una mirada.
Y el sentimiento que nos cautive con mucha felicidad.

Isla dijo...

Un comentario muy tierno.GRACIAS

Me gustaría saber como llamarte , jejejeej

Un abrazo